Si no es conmigo, no es con nadie
¿Cuántas veces
hemos sentido celos? ¿Cuántas veces hemos deseado ser celados? ¿Conocemos realmente
hasta donde pueden llegar?
Los celos constituyen una emoción compleja que puede ser normal o
patológica, y en la que debemos considerar tanto su raíz pulsional como su
condicionamiento social y cultural. Por lo tanto cuando hablamos de una persona
celosa debemos comprender que no solo proviene de la estructura de personalidad
del sujeto sino de los refuerzos sociales que aprueban esta conducta, incluso
que la incitan. Los celos que surgen de una relación de pareja pueden
presentarte de forma retrospectiva, es decir el sujeto sufre por qué su pareja
amó y perteneció a otra persona o prospectivos, donde el sujeto teme que en el
futuro se produzcan situaciones que justifiquen sus celos y puede llegar a
atormentar a su pareja prediciendo un devenir que, as u juicio, involucrará la elección
de un rival.
Si hablamos de
celos prospectivos, el sujeto puede llegar a tener ideas delirantes al respecto
imaginando escenarios donde su pareja le es infiel, estas ideas delirantes
pueden a su vez desencadenar en una paranoia cuando la convicción del sujeto es
irracional y ningún razonamiento o
evidencia objetiva modifica esta idea.
“El paranoico instaura su conocimiento en la
rivalidad de los celos, en el curso de la identificación especular; y habla de
un objeto que está en la prolongación de la dialéctica dual. En la verdadera
palabra, el Otro simbólico debe ser previamente reconocido porque es delante de
él que el sujeto se reconoce. La palabra delirante se sitúa en el otro imaginario,
en una fuente de conocimiento que se corresponde con el ego; y, por esa razón,
el paranoico habla de sí mismo. Su palabra está en el otro que es él mismo; está
en su reflejo especular.” (Bogaert García, H. 2008)
Así pues, el sujeto
empieza a existir a través del sujeto que ha imaginado le arrebatara a su
objeto amado y proviene de la necesidad de proyectar aspectos personales en otro
ya que el reconocimiento de estos aspectos como parte de él provocaría una desestructuración.
Una consecuencia de los celos patológicos es el homicidio o crimen pasional.
Como menciona
Boagert (2008) El crimen es un acto que
libera de una tensión dolorosa y que permite negar la realidad en lugar de
adaptarse a ella, así el crimen pasional expresa el predominio del placer sobre
la realidad y la muerte de la pareja expresa y satisface el odio y la cólera.
Los individuos con delirios pasionales crónicos de tipo paranoico tienen un
control precario de la agresividad, esto debido a que dejan de operar los mecanismos
de defensa que permiten manejar la
angustia de separación, surgiendo la pulsión de muerte.
Para identificar a
un sujeto en riesgo de llegar a las ideas delirantes celotípicas solo basta con
examinar su discurso, es sorprendente notar que él no busca la verdad, la posee
y no admite que se pueda dudar de tal privilegio, el capta el mundo de forma
absoluta y solo aceptara respuestas que colaboren su idea delirante. Estamos
hablando de patologías, estamos hablando del extremo al que pueden llegar los
celos, sin embargo suena a situaciones cotidianas que se viven en el día con día
como esas peleas típicas en el noviazgo en las que se asegura una infidelidad y
no se acepta otra respuesta más que la aceptación de la misma, con las
condiciones propicias estos sujetos pueden llegar a la patología y de la
patlogia al crimen. Los celos no son prueba de amor y la sociedad debería dejar
de aprobar estas conductas, Si los celos son señales de amor, es como la
calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero
vida enferma y mal dispuesta.
Referencia:
Bogaert García, H. (abril,2008). La paranoia y los crímenes pasionales. Ciencia y sociedad,23 (2) 223-236
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